Es decir, cuidar de nuestra agricultura y su biodiversidad, es cuidar de nuestra riqueza natural y la salud de nuestros alimentos y ello pasa por tener en cuenta la biodiversidad
Cuando la agricutura intensifica, como ocurre en gran parte de nuestro país, la presión que se ejerce en los agroecosistemas se vuelve cada vez más intensa y disminuye la biodiversidad, por lo que se simplifican las relaciones ecológicas, el agroecosistema se torna más frágil y los servicios ecosistémicos se debilitan








